Los beneficios de la ayuda psicológica

Angela Corona Psicóloga
Actualidad

Una de las creencias populares más extendidas es pensar “yo soy mi propio psicólogo”. Estas personas creen que no necesitan contarle sus problemas a un psicólogo o psicoterapeuta porque es suficiente consultarlos con la almohada.

Es cierto que durante el sueño las memorias del día se consolidan y algunos hechos pierden gran parte de su impacto emocional, pero a veces la vida nos plantea pruebas particularmente difíciles que no se resuelven sin ayuda.

Estas “pruebas” afectan profundamente nuestro equilibrio psicológico y, en esos momentos, no somos capaces de pensar con claridad y tomar las decisiones más adecuadas. De hecho, hay veces en las cuales ni siquiera podemos llegar al origen del problema, ya sea porque hemos puesto en marcha algún mecanismo de defensa o porque no somos capaces de establecer las conexiones necesarias (quizá con algún hecho de la infancia o con un trauma reciente) pues no contamos con una formación psicológica que nos permita comprender cómo funciona la mente.

En esos momentos adoptamos una visión de túnel que nos impide ver más allá del problema y no nos permite encontrar alternativas. Por eso, cuando las emociones son demasiado intensas, necesitamos la ayuda de un observador externo e imparcial que nos guíe a través de un camino de redescubrimiento personal.

No obstante, el psicólogo no solo es un profesional al que se pueda acudir para resolver un problema, conflicto, crisis o trastorno. También te puede ayudar a despojarte de los hábitos nocivos que dañan la salud física o mental y cultivar en su lugar costumbres más beneficiosas, que aumentarán tu productividad o te harán sentir mejor.

Además, el espacio de la consulta es un lugar donde podrás hablar y expresar tus dudas, temores y problemas sin sentirte juzgado. A veces, el simple hecho de ser escuchados o validados ya tiene un poder terapéutico. De hecho, no podemos olvidar que todo ser humano tiene una profunda necesidad de comunicarse y ser aceptado.

Resumiendo, el tratamiento psicológico puede ayudarte a:

  • Eliminar o aliviar los síntomas que interfieren en tu vida cotidiana y afectan tu desempeño.
  • Encontrar el origen del conflicto analizando de manera profunda todas las situaciones, conductas y sentimientos que han estado vinculadas al problema.
  • Aprender a conocerte mejor, desarrollando una mayor autoconfianza y autoestima.
  • Potenciar una serie de habilidades que te convertirán en una persona más resiliente.
  • Asumir un mayor compromiso con tus decisiones adoptando una actitud más activa ante la vida y acercándote a tus metas.
  • Apropiarte de estrategias de resolución de conflictos más asertivas que no solo te permitirán solucionar el problema presente sino que te prepararán para enfrentar retos futuros.

Como colofón, te dejamos tres preguntas que te ayudarán a decidir si necesitas la ayuda de un psicólogo:

  • ¿Puedo superar el problema solo o necesito ayuda?
  • ¿Me siento agobiado y ya no puedo más?
  • ¿Estoy dispuesto a involucrarme en una terapia psicológica?

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